DIARIOS
León Bloy
por: Marcelo Villa Navarrete
Hay escritores que desde la sombra iluminan mejor. Para la posteridad, muchas veces ingrata y azarosa, su obra no resulta tan maleable. Acaso el tiempo es el único que conoce el orden genuino, y ni siquiera él: permanentemente exhumamos autores, y a la vez nos exhumamos. Toda gloria deviene en circunstancia. A ese género podría corresponder León Bloy (1846-1917). Parte fundamental de su obra comprende los ocho tomos de sus Diarios. La pobreza, la fe inquebrantable, el ataque a sus contemporáneos, su limitado círculo de amigos, las cartas que corroboran el mote de mendigo ingrato y del cual nunca renegó; todo se destila en páginas de desgarradora belleza. Quien lo catalogó como el mejor prosista de su tiempo no atentó contra la verdad; consideró entre su múltiple obra estos diarios, y no olvidó que la suya fue una época de grandes nombres en el acontecer literario. Junto a ellos, desde la sombra, Bloy no deja de asombrar.
“Escribo libros que vivirán y que no me hacen vivir.” 4 de noviembre de 1899.
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